Pep Bruno, amor a la palabra dicha




"No hay mal que por bien no venga",  dice el dicho, y estas últimas semanas lo he experimentado. 

Sufrí, hace ya casi un mes, un accidente doméstico que afectó a mi brazo derecho. Se me volcó una cafetera con café recién hecho, para cuatro tazas… ¡Al menos no era para seis! Quemaduras de segundo grado que me tuvieron con el brazo vendado, y curaciones día por medio...y mucho dolor.

Pero..., "no hay mal que por bien no venga", y es que, justo antes de quemarme,  tan sólo dos días antes, un viernes, tuve el privilegio de conocer, por fin, a Pep Bruno, un enorme narrador oral, escritor y un hombre con una interesante labor como investigador y protector de la narración oral. 

Había leído muchos de sus artículos, me habían emocionado sus cuentos, e incluso había contado algunos de ellos; sin embargo, la vida no nos había regalado la ocasión de conocernos ni había existido el momento para que yo pudiera verle contar. Pero llegó ese minuto y entonces le oí en directo. Y no sólo una vez... ¡¡sino 4 veces!! Todas muy seguidas, con públicos distintos. Y fue una gozada.

La palabra hablada, la palabra dicha
¡Cuán bella puede ser la palabra hablada! Y cuán rico es nuestro lenguaje, y qué pobres somos al utilizar tan poquitas palabras para referirnos a una u otra cosa. 

Ver a Pep Bruno contar fue constatar que la belleza de la palabra hablada no sólo la encierra un poema. No sólo hay belleza en los versos. También es posible crear belleza a la hora de seleccionar, cuidadosamente, cual orfebre, las palabras que utilizaremos para contar un cuento, para narrar una historia. 

Con qué placer escuché a Pep contar su cuento "La Casa de la Abuela", y describir el momento en que el protagonista ve a un fantasma mirarle, utilizando unos 10 verbos diferentes para describir la sencilla acción de mirar:
observar

ver
contemplar
avistar
otear
acechar
escrutar
inspeccionar
mirar de reojo
mirar con el rabillo
mirar de soslayo....

¡En fin! No logro recordar las palabras exactas que utilizó Pep, pero si recuerdo la emoción que creaban en mí mientras eran nombradas, y cómo se alargaba y enriquecía el puente  entre el fantasma y el protagonista que, en ese instante, se avizoraban.

Yo vengo del teatro. Siempre me presento como una narradora oral escénica. Y es que a la hora de contar cuentos utilizo recursos del teatro. ¡Me gusta! Amo las marionetas (hice mi tesis en títeres) y me gusta jugar con los objetos como recurso simbólico a la hora de contar. Pero ver a Pep despertó en mí el deseo de explorar aún más la palabra hablada y su belleza.  

Quienes me conocen saben que amo la poesía y siempre la incluyo en mis sesiones.  Pero Pep me ha demostrado que es posible jugar con las palabras, con las mil y una posibles combinaciones, también en el cuento.  Parece obvio. Sí. Pero no siempre lo es. Y creo que es necesario, para que sea fluido y espontáneo, trabajar con aún mayor atención el texto narrativo. Estudiando y seleccionando las palabras que podemos utilizar y que no son de uso cotidiano, pero que existen. Buscar las que mejor dan el sentido que necesitamos, ¡y a por ellas! Cada palabra encierra una belleza y musicalidad. 

Al estar con el brazo impedido he podido leer mucho. Buscar definiciones, sinónimos e ideas afines. “No hay mal que por bien no venga”. Con el brazo impedido he contado estas ultimas semanas sin apoyo de objetos, al “estilo Pep”, sólo con apoyo de la palabra. Ya lo había hecho alguna vez; por aquel entonces me sentía más incómoda..., pero, esta vez, busqué el encanto sólo en las palabras del cuento… Y funcionó. 

¡Abrazo de cuento!
Lili cuentacuentos, Pep Bruno y Regadera de Cuentos.
Sólo las palabras habladas, dichas.
Sólo las palabras y el cuento.
Sólo las palabras, y los niños y niñas construyendo imágenes. 

¡Muchas Gracias Pep! 

Aquí  su web, por si queréis conocer un poco más a este gran narrador:  www.pepbruno.com

Lili


Comentarios

  1. Querida Carolina, veo ahora esta entrada en tu blog y me quedo anonadado, mil gracias por tus hermosas palabras. Un abrazo enorme y nos vemos en unos días.

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